Ángel Cosme Díaz de Rada, mejor conocido como Ángel Cosmos, llegó a México en 1981.
Llegó, afirman, engañado: “(…) le habían hablado de una empresa maravillosa, Mecasistemas, que producía un método audiovisual para aprender a escribir en máquina. Pero no existía tal maravilla: llegó y no había nada, tuvo que empezar a implementar todo”, cuenta su amigo Jesús Sánchez Uribe.
Para un estudiante de filosofía interesado en el arte, sólo una promesa futurista de ese tipo puede representar una ilusión y más aún, motivar un viaje sin regreso.
Después de una interesante actividad cultural en su natal España, llegó a México en 1981.
Llegó, afirman, engañado: “(…) le habían hablado de una empresa maravillosa, Mecasistemas, que producía un método audiovisual para aprender a escribir en máquina. Pero no existía tal maravilla: llegó y no había nada, tuvo que empezar a implementar todo”, cuenta su amigo Jesús Sánchez Uribe.
Para un estudiante de filosofía interesado en el arte, sólo una promesa futurista de ese tipo puede representar una ilusión y más aún, motivar un viaje sin regreso.
Después de una interesante actividad cultural en su natal España, llegó a México en 1981.
Es así que para la X Bienal
de Jóvenes de París, en 1977, una interesante comitiva de jóvenes
artistas pusieron sobre el escenario lo producido en México; entre ellos
Proceso Pentágono, Tetraedro y el Taller de Arte e Ideología.
Su relación con la labor de Ángel Cosmos se consolidó pocos años después cuando varios de quienes integraban estos grupos colaboraron en FotoZoom, la revista que Cosmos dirigió desde 1983.
FotoZoom nació en 1975 por obra de Roberto García Calderón, y aunque estaba en el mapa de los medios de difusión de la fotografía, no ocultaba sus ataduras a lo comercial, detalle criticable para muchos en el gremio.
Su relación con la labor de Ángel Cosmos se consolidó pocos años después cuando varios de quienes integraban estos grupos colaboraron en FotoZoom, la revista que Cosmos dirigió desde 1983.
FotoZoom nació en 1975 por obra de Roberto García Calderón, y aunque estaba en el mapa de los medios de difusión de la fotografía, no ocultaba sus ataduras a lo comercial, detalle criticable para muchos en el gremio.
Con la
llegada de Cosmos y si inquietud artística multidisciplinaria, FotoZoom
tomó un nuevo rumbo, no exento de conflictos y debates entre intereses y
nuevas propuestas.
La personalidad del español, quien afirmaba que “al tratar con una de las artes, obligatoriamente estamos en conexión con las demás”, permeó no sólo en sus formas de editor sino como amigo y compañero, fotógrafo, artista.
“(…) Cosmos me enseñó a saber que era posible que gente de distintas artes pudiese comunicarse y juntarse a trabajar, beber y jugar en el cajón de arena”, relata Juan José Díaz Infante.
La personalidad del español, quien afirmaba que “al tratar con una de las artes, obligatoriamente estamos en conexión con las demás”, permeó no sólo en sus formas de editor sino como amigo y compañero, fotógrafo, artista.
“(…) Cosmos me enseñó a saber que era posible que gente de distintas artes pudiese comunicarse y juntarse a trabajar, beber y jugar en el cajón de arena”, relata Juan José Díaz Infante.
Y Luis R. Hernández describe: “(…) lo que fue FotoZoom
durante la etapa de Cosmos: una combinación de portafolios de
profesionales y aficionados, una antología de textos que abordaban los
más diversos temas, entrevistas a personajes propios y extraños al
ámbito de la fotografía, y un laboratorio para la expansión de lo que se
pensaba normalmente que era el terreno de la fotografía”.
Cosmos configuró, en suma, un espacio de comunicación dentro y fuera de la revista, en que fotografía y cualquier otra manifestación artística confluyeron y al mismo tiempo reconfiguraron las formas de hacer y consumir el arte en México, a partir de los años 80.
Para Cosmos “El fotógrafo no es solamente el portador de una cámara que dispara; el fotógrafo es, por encima de todo, una persona que sabe ver, observar con una cámara”.
Cosmos configuró, en suma, un espacio de comunicación dentro y fuera de la revista, en que fotografía y cualquier otra manifestación artística confluyeron y al mismo tiempo reconfiguraron las formas de hacer y consumir el arte en México, a partir de los años 80.
Para Cosmos “El fotógrafo no es solamente el portador de una cámara que dispara; el fotógrafo es, por encima de todo, una persona que sabe ver, observar con una cámara”.
En un artículo suyo publicado en FotoZoom, número 92
(mayo de 1983) llamado “La fotografía como escritura”, planteaba: “[…]
Bajo la palabra escritura podrían ampararse realmente todas las artes,
porque todas necesitan un lenguaje que necesita transmitirse a través de
un elemento físico, que es el que en definitiva captamos los
lectores-receptores […] el acto de lectura es un acto de descubrimiento,
de introspección en el objeto, para hacerlo inteligible.
En el
caso de la fotografía como escritura, es necesario que la intención
exista, porque es una tendencia de la utilización de la fotografía como
medio y que persigue otros fines que traspasan los meramente
fotográficos. La fotografía como escritura es una expresión de carácter
interdisciplinar”.
Ángel Cosmos dirigió la revista hasta diciembre de 1988, siendo el número 160 el último publicado bajo su dirección.
Ángel Cosmos dirigió la revista hasta diciembre de 1988, siendo el número 160 el último publicado bajo su dirección.
De su legado destaca, entre muchos otros, “Master Pez” de donde surgió
el recordado “Música de Cámara”, presentado en 1984 en la Ciudad de
México.
Murió en 1993 en un accidente automovilístico.
Murió en 1993 en un accidente automovilístico.
Desde principios de los 70, la actividad artística y gráfica en México
había tomado un rumbo “colectivo” en el que varias agrupaciones
comenzaron a ser protagonistas en el ámbito, motivadas en buena medida
por el desgaste del régimen desde 1968.
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Referencias:
-"Luna Córnea", 2011, número 33. Centro de la Imagen - CONACULTA. México.
-www.angelcosmos.com